Volem si Volem

Tots tenim ales

Desnudo

Llegados a cierto punto, a cierto momento de inflexión, una se va desnudando para la ocasión. Como si el inicio de nuestra vida fuera irse vistiendo con distintos trajes, uno encima de otro, vamos aprendiendo premisas, roles, conductas.

Es difícil entender desde pequeños que la ropa no somos nosotros. Es todavía más difícil que nos enseñen que ni tan siquiera nuestro cuerpo es lo que somos. Es difícil en este momento en el que se educa mediante el condicionamiento o la imposición. Bueno, es difícil recordarlo, ya que sigo convencida de que venimos al mundo preparados para SER y se nos aleja de ese entendimiento para que podamos encajar en el engranaje. Un engranaje ficticio y sistémico que nace en el círculo familiar y acaba en el mapamundi. Y un engranaje que, desgraciadamente no nos funciona y afortunadamente empezamos a verlo como sociedad.

De cómo nos vestimos, serán los demás los protagonistas. Nos vestimos para los demás, para relacionarnos con ellos, para que nos amen, nos aprueben o nos den un trabajo. Lo que nos ocurre en nuestra infancia, mientras nos vestimos, no es responsabilidad nuestra, sino de los adultos e instituciones que nos acompañan; los agentes socializadores.

Llegamos a adultos y a menudo nos pesa la ropa. Tenemos la sensación de que nos cuesta andar, nos cuesta vivir. No nos sentimos libres y cualquier movimiento nos es costoso. El cambio y el desprendimiento nos aterran, poco o mucho, cuando implican cambiar o quitar algunas de estas ropas que creemos que son nuestras. Así que permanecemos bajo el peso de tanta tela o, incluso, añadimos más. Cualquier cosa antes de atravesar el dolor que implica soltar lo que creemos que somos, soltarse a uno mismo se nos asemeja inconscientemente a dejar de ser, morir.

Pero lejos de eso, desnudarse implica empezar a volver a SER lo que vinimos a ser y que cubrimos con ropa para aprender a sobre-vivir. Quemar la ropa es desaprender todo aquello que no nos deja movernos, que nos pesa y que ahora vemos que no necesitamos.

Ya no hace tanto frío, tenemos nuestro propio calor corporal.

De cómo nos desnudemos, sólo nosotros podremos decidir. Cuándo, cómo, dónde, haciendo qué, a qué ritmo? Con quién y no para quién. Porque desnudarnos de verdad es algo que sólo podremos hacer si es por y para nosotros. Otra cosa es que compartamos el espacio o el camino con alguien más.

A medida que nos vamos quitando los outfits, uno a uno, que es la única forma posible, va emergiendo de manera natural la claridad para ver y saber quién puede y queremos que nos vea cada vez con menos ropa. Cada vez más nosotras, cada vez menos condicionadas. Empezamos a des-instrumentalizar las relaciones y, ya sea de forma natural o intencionada, se va filtrando nuestra red y se va vaciando de gente más abrigada que nosotras, y se van uniendo a nuestro entorno veraniegos, nudistas o almas a la vista.

Las figuras más relevantes o cercanas en nuestra vida tendrán que ver el proceso o desmarcarse de él. De la misma forma, los terapeutas que acompañen un proceso así tendrán que haberse despojado de sus trajes primero, al nivel que sus clientes vengan a desnudarse.

Y los que tenemos hijes?

No fue nuestro el proceso de pequeños, pero sí es nuestro el proceso ahora de retorno a la carne, y si puede ser hasta los huesos o más allá. Para acompañar a un infante hacia su versión adulta, SU versión adulta, de forma sana y respetuosa, hace falta ser honesto y andar todo lo desnudo que uno pueda. Para no vestirlos con nuestras ropas, ni permitir que ellos olviden quien son entre telas y estampados que los harán encajar con los demás mientras se cubren a ellos mismos.

No fue nuestro el proceso de vestirnos, pero somos adultas para desnudarnos ahora y tenemos en nuestras manos la oportunidad de cortar el ciclo y fomentar uno nuevo, desde la madurez de la desnudez.

Y volver a andar “tal como vinimos al mundo”, para devolver al mundo lo que nos regaló; nada menos que nuestro SER al desnudo.

 

 

 

pròxim Publicar

Anterior Publicar

Deixar una resposta

© 2025 Volem si Volem

Autor Anders Norén