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La Noche

“Eso me temo… has perdido la cabeza, estás completamente loco. Pero te diré un secreto: las mejores personas lo están”

Alicia en el País de las Maravillas

Aunque no la conduzcas, la vida te va sucediendo. Es uno de los grandes aprendizajes que el insomnio me ha traído hasta hoy, no el único. Leí que el conocimiento es sólo un rumor hasta que está en el músculo y, por la noche, algunos rumores están calando en mi cuerpo.

Despertar en el silencio casi absoluto es un hecho totalmente objetivo, limpio, sin emociones asociadas. No hay significado en el silencio y la oscuridad de la madrugada más que aquel que le demos nosotros. Bueno, ni tan siquiera existe un nosotros en este caso, porque despertar en mitad de la noche es, también, algo tremendamente solitario. No tiene más significado que el que le dé yo. Es una realidad que tan solo existe para mí, porque, ahora mismo, el mundo duerme y yo observo como, aun así, la vida le sucede.

Es curioso también la inmensa variedad de opciones que te ofrece la vida nocturna. Me encuentro en un vacío de “es la hora de”, porque es hora de domir y estoy despierta, así que es bonito ver a qué dedico mi tiempo cuando estoy totalmente sola y no hay expectativas de mi alrededor.

En la nada de la noche hay de todo menos nada. Hay silencio para poder escuchar aquello que quiero escuchar. Hay oscuridad para que mis ojos vean lo que realmente quiero ver. Y hay un vacío que lleno conmigo misma y con aquello que escojo sentir y hacer libremente; ahora mismo, escribir. Puede parecer metafórico, pero, si me dejo llevar, se vuelve totalmente literal.

Me siento como una forastera recién llegada a un mundo nuevo. Al principio fue un poco traumático, mi cuerpo me traía a esta nueva ciudad oscura en la que no debía estar y yo dedicaba todo mi tiempo a intentar volver “a casa”, volver a dormir, que es lo que toca hacer a estas horas. Cada madrugada, mi cuerpo seguía transportándome a este mundo, y mi sensación de familiaridad con él aumentaba junto con mi sensación de estar volviéndome loca. Hasta que, después de probar casi todas las habitaciones y superficies mínimamente cómodas de casa para intentar dormir sin despertar, encontré mi nuevo lugar. Aquel sitio escogido por mí, y no por el convencionalismo de una placa en la puerta que diga “habitación”. El sitio en el que me sentía un poco más segura en mis viajes al nuevo mundo -que no cesaron-, y el sitio adecuado porque abrió las puertas a mi primer aprendizaje. Mi primer aprendizaje llegó cuando dejé de luchar. Dejé de luchar para no volverme loca, o dejé de luchar contra ello, aun no lo tengo claro, pero empecé a dejarme llevar por lo que fuera que me estaba brindando esta experiencia; yo misma, una parte de mí, mi cuerpo, o algo que carece de nombre y que sólo se puede sentir, tampoco lo tengo claro aún, ni necesito tenerlo.

Por las razones que fueran, yo estaba ahí en ese mundo, así que me dediqué a explorarlo descubriendo, primero de todo, aquellos que me acompañaban en él. Y sí, se puede estar sola y acompañada a la vez, porque, aunque viaje conmigo misma y nadie más, algunos de los míos están ahí aunque sea de distinta forma: durmiendo a mi lado –incluso en este sitio no convencional-, mirándome en silencio pleno y yaciendo ahí donde yo esté, al otro lado del móvil, despiertos o dormidos en sus mundos oscuros… Es un regalo descubrir quién está ahí conmigo, supongo que fue el segundo aprendizaje del nuevo mundo, que me llegó al músculo y me animó a ir a por la larga lista que le sigue y que crece cada noche.

Aunque no la conduzcas, la vida te va sucediendo. No tomar decisiones es, ya, tomar una decisión. Observo el mundo dormir por mi ventana. Entre la oscuridad y la niebla conviven el silencio y los ruidos que durante el día se esconden entre el movimiento y la luz. Casi todo el mundo duerme y el tiempo no espera a su despertar para transcurrir. No dormir no significa estar despierto. No poder dormir puede esconder un no querer dormir. Quizá detrás de cada “no poder” hay un “no querer” que podemos conocer dejándonos llevar, sin lucha. Quizá la aceptación es todo lo que separa a cada nopuedo de su noquiero correspondiente. Hay un gozo especial en el silencio y la soledad del mundo oscuro, con mensajes, compañía y luz propios. Este nuevo mundo es como una maravilla por descubrir y sólo se puede hacer viviendo despierto y con uno mismo. Quizá sí me esté volviendo loca, pero no me voy a volver a dormir.

“La brisa de la madrugada tiene secretos que

 contarte; No te vuelvas a dormir.

Debes pedir lo que realmente quieres. No te vuelvas a dormir.

La gente va y viene a través del umbral de la puerta, donde los dos mundos se tocan.

La puerta es redonda y está abierta.

No te vuelvas a dormir “.

-Y.M. Rumi

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Autor Anders Norén