Volem si Volem

Tots tenim ales

Estrellas y Marineros

– Las cosas no deberían suceder así- me dije.

– Deja que las cosas sucedan como ellas mismas decidan hacerlo, querida – no estaba sola.

Quien soy yo para juzgar nada, ni tan siquiera aquello que sucede a través de mi, en cada momento, que pertenece a su tiempo propio?

Los pescadores insomnes todavía iluminaban el horizonte con sus lamparitas blancas. La Luna menguante celebraba el acercamiento del final de su turno, desde las alturas. Empezaba a intuirse el Sol, perezoso pero puntual, como siempre.

– Qué ves en las luces?

– Parpadean.

– Pero…parpadean?

– No, eso lo tengo claro.

– Entonces? Qué  ocurre realmente?

– Es el movimiento de las olas que, con la distancia, hace que parezca lo que no es.

– Como sabes que hay olas, puedes verlas?

– No. Está Todo oscuro y negro, pero conozco el mar y las oigo desde aquí.

– Conoces el Mar. Qué me dices de las estrellas, parpadean?

– Eso no lo sé.

– Pero…lo parece?

– Sí.

– Te gustaría conocerlas?

Me quedé pensando en qué tipo de olas habrían entre los Astros y yo, y en cómo podría navegarlas.

Cada historia se escribe a sí misma para dejar la huella que sus personajes necesiten. El caos es sólo una apariencia, una etiqueta, una manía enfermiza de la mente que controla y que designa. No somos dioses creando con nuestras manos humanas, lo somos cuando observamos cómo nuestra herramienta divina abre paso a la historia tal como ha venido a ser.

– Cual es ESA herramienta divina?

– Desde donde quieres saberlo?

– Ya…Lo sé…

El Silencio se respondió a sí mismo.

 

– Como conoces el Mar y sus olas?

– Puedo entenderlas porque las he sentido en mis carnes. Las he surcado y las he observado. He sentido su fuerza y su grandeza, su movimiento me ha mecido y me ha golpeado, he podido hundir mis pies en ellas y no han retrocedido ni un poco. Las conozco bien porque las he vivido. Y su belleza cuando son sutiles me hipnotiza y su fiereza al volverse blancas me fascina.

– Entonces sabes lo que es conocer sin entender, vivir sin el filtro de la mente consciente.

– Si así lo llamas…supongo que sí.

– Sentiste eso alguna vez contigo?

– Sí.

– Has querido alguna vez mover el Mar para poder sentir sus olas?

– Eso sería un sin-sentido. Cualquier esfuerzo sería en vano, sabiendo que la cosa no funciona así.

– Entonces, como lo hiciste contigo?

– Me dejé llevar, en un lugar sin mente. Negué a los que me decían que las cosas no sucedían así, porque, en ese momento, yo supe que eso no era cierto, y que, a través de mi, sucederían como habían venido a ocurrir.

– Para qué?

– Todavía no lo sé.

– Pero, lo sientes?

– Puedo empezar a intuirlo.

 

– Qué vas a hacer para descubrirlo?

– Volver a navegarme.

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Autor Anders Norén