Carne, sangre, lágrimas, crisis, desmayo, límites in-franqueables. Criterios diagnósticos, baremos, intervalos de fiabilidad, escala del 0 al 10.
La urgencia es revisar la frontera entre mundos, los límites de cada palabra, pelar la función de cada institución y mostrar su verdadera cara: una máscara vacía tras un teléfono de tres cifras.
Vaso medio lleno: Hemos avanzado.
Vaso medio vacío: La perversidad está al mando.
Realidad: Nos matan de sed.
Es urgente soltar lo que no sabemos y que nos pensamos que conocemos bien. Es urgente mover el techo de la salud mental, quebrar el reino de lo físico, desnudar el bienestar, y con todo ello sincero; revisar lo permitido.
Es urgente ver los moratones que nuestra piel tapa. Y es la hora de sacarlos al sol, con ayuda.
Ser Italianos, llamarnos y acudir a las llamadas.
Es urgente conectarnos más allá de lo sucedido, en el sitio de lo que podría ocurrir y de lo que ocurrió en secreto. En secreto verbal y en el verdadero también. Notar los latidos golpeando el pecho desde adentro, la vida pidiendo salir a mirar a los ojos a la amenaza que sólo ella puede ver. Es necesario ya darle las riendas al que late, vive y ve.
Es hora de mudarnos al sitio al que pertenecemos, por dentro de nuestros huesos y hasta donde el TODO a sí mismo pueda abarcar.